Sin ninguna conexión con Crepúsculo o Stephenie Meyer, decidí colocar este reportaje, para brindarles a todos un poco sobre las raíces de los vampiros y sus autores más destacados...

El libro "Drácula" del alemán Ralf-Peter Martin, cuya reedición acaba de aparecer en las librerías argentinas, se propone revelar a través de una minuciosa investigación la verdadera historia del sanguinario conde, quien ha inspirado a lo largo de los tiempos novelas, películas y series de televisión con gran éxito de audiencia y público.

Desde la novela homónima del irlandés Bram Stoker (1897), la historia basada en Dracul, un príncipe cruel y temido que vivió en el siglo XV, inspiró una larga lista de obras, libros, películas, series de televisión y adaptaciones para teatro, comics o videojuegos.

Entre las más famosas, se pueden mencionar "Nosferatu, el vampiro" (1922) de Friedrich Murnau, o la versión de Ted Browning, interpretada por Bela Lugosi o la de Francis Ford Coppola con Gary Oldman, hasta la más reciente y exitosa saga para adolescentes "Crepúsculo" de Stephenie Meyer, que del libro fue adaptada a la gran pantalla.

Convertido en uno de los mitos más terroríficos de las novelas y el cine, el libro (publicado por Tusquets) indaga en la vida de Vlad III Dracul, llamado "Tepes, el empalador", quien luchó por la independencia de la antigua Valaquia (Transilvania), en medio de las guerras entre turcos y cristianos, y quien fue temido por sus súbditos y enemigos por sus brutales castigos.

"No era muy alto, pero sí corpulento y musculoso. Su apariencia era fría e inspiraba cierto espanto (...) las cejas Vlad Tepes hecha negras y tupidas le daban un aspecto amenazador", fue la descripción de por Nikolaus Modrussa, el delegado papal en la corte húngara, según recoge el libro.

A lo largo de 220 páginas, el autor indaga en el origen, la vida, la época y la región donde habitó Dracul, quien "se caracterizaba sobre todo por su afición a salvajes orgías de ejecución, en las que, preferentemente, empalaba a sus víctimas para después almorzar entre ellas; de ahí su apodo Tepes, `empalador`".

Con un perfil histórico y un tanto morboso, el autor ahonda en una persona que "practicaba la crueldad por placer", quien ejercía las más diversas formas de ejecución y tortura de sus enemigos: "decapitar, mutilar narices, orejas, órganos sexuales y labios, cegar, estrangular, ahorcar, quemar, hervir, despellejar, asar, desmembrar, clavar, enterrar vivo, apuñalar, arrojar a las fieras..." y la lista sigue.

"En lo que hace a la crueldad del príncipe, ésta sólo puede comprenderse en el contexto de su época y en función de los objetivos de su política. Los soberanos de entonces, desde Luis XI, rey de Francia, hasta Mehmed II, el gran sultán turco, también recurrieron a la crueldad como armas contra sus enemigos", aclara el autor.

El libro busca también encontrar una explicación a que Bram Stoker haya elegido a este personaje nada menos, para atribuirle condiciones vampirescas, un príncipe nacido en 1431 en Transilvana, "región que, como ninguna otra, ha recogido material sobre vampiros".

Además, se apoyó en "las creencias de los rumanos en los vampiros. En Rumania, era habitual desenterrar los cadáveres en determinados períodos para comprobar si se habían convertido en vampiros".

Incluso, la obra incluye un apéndice, una suerte de guía de viajes Drácula, que recomienda visitar los castillos de Viena, el paso del Borgo (escenario clave en la novela de Stoker), los conventos de Moldavia, o visitar la tumba de la familia de Vlad Tepes, en la ciudad de Cozia.

"Un itinerario Drácula, en honor a Vlad Tepes, es algo más que la suma de un relato histórico y una novela de vampiros. Un viaje a través de Rumania se nutre de la tensión entre dos círculos culturales (...) Pocos son los países en los que el sentido de la historia, del saber por qué algo es como es, se muestra de un modo tan intenso como allí, donde diferentes confesiones, diferentes naciones deben convivir".

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