De Bram Stoker a Anne Rice, de mitos a cánones y de imágenes a clichés, los hombres vampiros han cautivado desde el siglo XVIII a los lectores de todo el mundo .

Este breve artículo debería estar plasmado en un lienzo negro con tinta roja hecha de algún líquido vital de mamífero. Debería tener una historia de amor perdido como trasfondo y una daga lo debería aniquilar.

Hay quienes aseguran que fue en las baladas góticas donde aparecieron por primera vez en la literatura. Pero aventurarse a dar una obra o fecha exacta es muy arriesgado, y más tomando en cuenta que existen grupos góticos ortodoxos muy respetables. Pero arriesgaré y apostaré por el siglo XVIII como un punto de inflexión donde los vampiros se dejaron sentir por vez primera en un texto. Arriesgaré y tomaré un puñado de esta mesa de madera que cruje con el peso de algunos ejemplares.

La literatura los creó y los ha aniquilado tras dramas cautivadores. Pero los vampiros permanecen a pesar de los baños de agua bendita, y de los clichés de los crucifijos. Las descripciones y los cánones fueron dictados por John William Polidori en su poco glorificada novela El Vampiro (1819), libro que fue causa del devenir de un ejercicio literario de donde nació Frankenstein, de Mary Shelley en Suiza el 17 de junio de 1816.

Dejo el viejo ejemplar de Polidori en la mesa. Tomo uno más, sí los ordené cronológicamente. Era 1872 y un irlandés se aventuró a redactar Carmilla, Sheridan Le Fanu, el escritor. Este hombre sabía construir historias, armar relatos de terror que pronto apasionaron a sus lectores. El texto fue publicado en una colección al ser un cuento. Laura, la protagonista, se encuentra con Carmilla, una vampira, la cual le atrae y desarrolla un comportamiento romántico. La influencia del erotismo y el contenido lésbico nacía en este libro, en el género.

En la mesa, casi imperceptible por la escasa luz de las velas que alumbra la habitación, está el clásico, el libro que ha ido del cine al teatro, el que es oscuridad total, donde nació para muchos el vampirismo, Drácula. El autor, Bram Stoker, y todos están de acuerdo, basta abrir uno de los foros para lectores del género y se repite cientos de veces la recomendación de iniciarse con este valiosísimo texto.

Drácula vio la luz, si esto se puede decir literalmente, en 1897. El texto está envuelto por cientos de mitos, de los que se destaca el que Stoker fue asesorado por un erudito oriental para describir a su personaje y el de que está basado en una figura histórica, Vlad Tepes. La realidad es que aún a más de un siglo de su publicación el libro sigue cautivando con las descripciones del conde.

De ahí un salto temporal y reviso Mina de Marie Kiraly (1996), en el que se asegura que la historia de Drácula continúa. La mesa se tambalea porque uno más reciente de la escritora estadounidense de origen búlgaro Elizabeth Kostova salta es La Historiadora (2005), la cual también tiene conexión con Drácula, ya que es el final de una investigación realizada sobre Vlad Tepes, El Emperador.

Un hito moderno es sin duda Howard Allen O'Brian, mejor conocida como Anne Rice, y famosa por sus Crónicas Vampirescas, de donde se desprenden esta amarillenta Entrevista con el Vampiro (1976), sobra decir que fue llevaba a la pantalla; Lestat el Vampiro (1985); Sangre y Oro (2001); y Cántico de Sangre (2003).

Otras obras no menos importantes y que han tenido una gran aceptación por parte de los lectores en todo el mundo son Sweetblood de Pete Hautman, Midnight's Choice de Kate Thompson, la cual es parte de una trilogía; Twilight de Stephenie Meyer; y Companions of the night de Vivian Vande Velde, estos últimos textos sólo se encuentran en inglés.

La revisión puede ser inmensa y debatida. Los dejo a su consideración en espera de agregar más títulos. Por lo pronto apagaré las velas que ya escurren algunos ejemplares del viejo escritorio.

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